La palabra de Dios es como una espada con filo, dice Hebreos 4:12. Este versículo - muy bien conocido - se usa casi siempre como una auto-descripción de la Biblia. Como si afirmara que la colección de libros sagrados que denominamos "las escrituras" fuera una espada para usar en batalla espiritual. Pero creo que el autor de Hebreos está en realidad diciendo algo muy diferente.
Entonces en Hebreos 4:12 dice: "Ciertamente, la palabra de Dios es viva y poderosa, y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu." (Hebreos 4:12, NVI)
"Si ustedes oyen su voz, no endurezcan su corazón."
¿Por qué este aviso de no endurecer el corazón? Porque Dios ha fijado un día en que debemos responder a su voz, y ese día es hoy (Hebreos 4:7). ¿Pero por qué hoy, por qué es tan importante este momento específico? Porque cuando Dios nos habla - cuando oímos su voz, cuando escuchamos su palabra a nosotros - esto es como una espada con filo que penetra hasta lo más profundo de nuestro ser - hasta cortar entre alma y el espíritu. Como la palabra de Dios corta tan penetrantemente, es un instrumento que descubre lo más profundo de nosotros y por eso "juzga los pensamientos y las intenciones del corazón" (Hebreos 4:12). Entonces, este versículo nos está diciendo que la palabra de Dios es un escalpelo diseñado especialmente para cirugía cardíaca. No es un arma defensiva, sino un arma que Dios usa en contra de nosotros para dar a luz lo que hemos escondido tan bien. Qué interesante, entonces, que el ánimo a oír la voz de Dios venga vinculado con el aviso de no endurecer el corazón. Aquí la analogía a cirugía se pierde porque cuando uno se encuentra bajo el cuchillo del cirujano cardíaco no tiene la habilidad de endurecer su corazón o interferir con el proceso de la operación. Pero para el autor de Hebreos es aparentemente posible interferir con la cirugía divina, de rechazar la voz de Dios, de resistir con endurecimiento la invasión de ese cuchillo con filo.
Entonces in en Hebreos 4 la palabra de Dios no es tanto la Biblia, como la palabra de Dios dicha a nosotros, en nuestra situación, en nuestra vida. Por un lado, esta palabra de Dios llega en cualquier momento, y en ese instante en el medio de la vida ¡ahora! ¡hoy! ¡Urgentemente! debemos responder. Nuestra alma cuelga en el balance. Pero por otro lado creo que esta palabra de Dios a nosotros está vinculada también a la predicación de la palabra (en el sentido de "La Biblia"). Esto es exactamente lo que está haciendo el autor de Hebreos. Está predicando a sus lectores desde el texto de la Biblia (Salmos 95): "Hoy, si oyen la voz de Dios, no endurezcan sus corazones. Dejen que la palabra de Dios haga su cirugía. Es de suma importancia."
No hay comentarios:
Publicar un comentario